Hablando con empresas, expertos económicos y responsables políticos canadienses en las últimas semanas, he comprobado que Canadá tiene horizontes globales y una actitud positiva hacia la inversión, la innovación y la actividad empresarial. En muchos sentidos, Canadá es pionera en su enfoque de la tecnología, que va a definir la economía mundial de mediados del siglo XXI.
Pero se avecinan graves problemas que amenazan con frenar en seco esta prosperidad, algunos de los cuales ya están aquí.
Hablo todos los días con grandes empresarios del sector tecnológico y todos me dicen lo mismo: no podemos conseguir la gente que necesitamos para crecer.
Esta "brecha de competencias digitales" está bien documentada y, aunque la tarea que tenemos entre manos es gigantesca, la buena noticia es que colmarla no es tan complejo como parece. La solución es sencilla... pero requiere un cambio de paradigma nacional. En esencia, tenemos que revisar la forma en que concebimos las "competencias".
Por ejemplo, sabemos que cientos de miles de estudiantes canadienses pasan por la universidad cada año, a menudo en campos no relacionados con las necesidades de la economía. Dicho sin rodeos, es un país sobreeducado y subempleado. Aunque es admirable que tanta gente vaya a la universidad, ¿cuántos de ellos se gradúan con las cualificaciones que realmente necesita la economía?
Parte del problema es que los actuales métodos de empleo -que suelen evaluar a los candidatos únicamente a partir de currículos y entrevistas- no están a la altura de las necesidades de la sociedad. Estos métodos anticuados se limitan a describir el pasado de una persona sin pensar en su potencial futuro, lo que a su vez alimenta esta peligrosa tendencia de sobreeducación.
Contrariamente a la creencia común, el dominio de las competencias digitales que impulsarán nuestra economía -para puestos como la cibernética, la analítica y JavaScript- no requiere tres años de estudio y un mortero.
Aquí es donde la propia tecnología se convierte en la solución. Mi empresa, WithYouWithMe, creó la plataformaPotential, que es el primer -y único- sistema integral de canalización del talento. Al crear una herramienta de empleo basada en datos que guía a los empleadores a través de un proceso de descubrimiento, formación y despliegue del talento, producimos personas y equipos de alto rendimiento.
La clave es un modelo de "inteligencia artificial ética" que utiliza pruebas psicométricas y de aptitud para evaluar el potencial y adecuar las aptitudes a las carreras digitales. No importa a qué universidad hayas ido, o si has ido a la universidad. Si una persona tiene la aptitud y la actitud adecuadas para una carrera digital, podemos formarla para que sea competente en menos de 150 horas.
Aplicamos este enfoque con muchas de las principales agencias gubernamentales y de defensa y empresas del mundo para proporcionarles el talento que necesitan para subirse a la ola digital. Conseguimos buenos empleos para grupos desatendidos y olvidados que pasan desapercibidos con el viejo enfoque del CV y la entrevista, como exmilitares, neurodivergentes, refugiados e indígenas.
Apoyar a estos grupos en el empleo no solo crea una mano de obra más diversa y un impacto social positivo, sino que aporta dividendos al gobierno y a las empresas. Por ejemplo, a los veteranos se les suele pasar por alto y se les subemplea, pero cuentan con las capacidades y aptitudes necesarias para especializarse rápidamente en carreras digitales tan demandadas como la ciberseguridad y el análisis de datos. También cuentan con autorización de seguridad, lo que ayuda a los organismos militares -desde las Fuerzas Armadas canadienses hasta el Ejército australiano y el Ministerio de Defensa del Reino Unido- a garantizar que cuentan con las competencias adecuadas para satisfacer la demanda.
Por mi parte, fui oficial de infantería en el ejército australiano hasta hace unos años, así que conozco de primera mano las dificultades de seguir una carrera sin la formación "tradicional" adecuada, a pesar de todo lo que yo y otros como yo hemos podido ofrecer.
Desde su lanzamiento, WithYouWithMe ha ayudado a más de 20.000 personas a entrar en la industria tecnológica centrándose en su potencial, no en su pasado. Ayudamos a mantener viva la clase media, tomando a la clase trabajadora y capacitándola para mejores empleos, que debería ser la ambición. Las personas no son mercancías y los centros de trabajo deben dejar de pensar en ellas como "recursos". Se trata de crear activos humanos y de entender cómo podemos hacer que las personas y las organizaciones tengan éxito mutuo. Si se produce este cambio, la crisis de cualificaciones se habrá superado.
No pretendo que empresas como la nuestra sean la única respuesta a la pregunta de cómo desarrollar las crecientes industrias canadienses. La cuestión es que el gobierno, la industria y otros responsables políticos tienen que ser más imaginativos que recurrir a las mismas soluciones de siempre, como la revisión de los planes de estudios y nuevas cualificaciones para los alumnos que terminan la escuela.
Si Canadá quiere seguir prosperando en las industrias del futuro y ofrecer puestos de trabajo altamente cualificados y bien remunerados en todo el país, debe pensar a lo grande y ser feroz a la hora de encontrar, evaluar y desarrollar el talento del futuro. Y eso empieza por cambiar la forma de concebir las "competencias digitales".
