Las teorías científicas sobre las diferencias individuales en el estilo de aprendizaje circulan desde los años cincuenta. Las evaluaciones para identificar el estilo preferido de un individuo se popularizaron en la década de 1970 como método para que los profesores identificaran los requisitos de aprendizaje de sus alumnos y adaptaran sus métodos de clase en consecuencia.
En el contexto de la mano de obra moderna, las evaluaciones del estilo de aprendizaje permiten adaptar los programas de aprendizaje y desarrollo para mantener mejor el compromiso de los empleados, impulsar la productividad y mejorar la retención de la información. El hecho de que las personas conozcan sus propias preferencias de aprendizaje también les anima a buscar los métodos y recursos de investigación que más les beneficien.
A partir de los datos de un breve cuestionario, Potential identifica las preferencias de aprendizaje de una persona en siete estilos clave.